¿Sabías que no hace falta hacer grandes desembolsos para que un negocio salga adelante, ni gastos de alquiler de un local? De hecho, en ciertos casos no hay que hacer frente a gastos de producción o almacenaje de productos.
Todo esto tiene una explicación: ecommerce. Por eso, vamos a cubrir un poco los básicos y a contarte qué son, qué tipos de tiendas online hay o cuáles son los pasos iniciales para crear la tuya.
Y nos centraremos especialmente en lo que más preocupa a los autónomos: cómo darse de alta, cómo gestionar el IVA y la declaración de impuestos… esto es, todo lo que tiene que ver con la fiscalidad.
El comercio electrónico o ecommerce es, básicamente, comprar y vender productos o servicios por Internet. Ahora bien, este término también hace referencia a una tienda online.
Los ecommerce son distintos en función del modelo de negocio, además de tener una fiscalidad propia. Así, es vital conocerlos para no arriesgarse a posibles sanciones:
Lo primero es ser autónomo, por lo que hay que darse de alta en Hacienda y la Seguridad Social.
De este modo se informa a Hacienda acerca de la actividad en la que se quiere dar de alta. Para ello, la Agencia Tributaria ha creado epígrafes —IAE—, es decir, las actividades profesionales a las que puedes dedicarte y que se expresan como numeración.
Dichos epígrafes marcan la vida laboral como autónomo porque según el IAE tendrás unas obligaciones fiscales u otras. Por ejemplo, marcar un IAE u otro dicta si hay que añadir IRPF o IVA en las facturas.
Así las cosas, hay que presentar el modelo 037 de alta simplificado o el 036, una versión extendida y más compleja (pero necesaria en algunos casos).
Otra clave es saber diferenciar entre comerciante e intermediario cuando te das de alta porque Hacienda hace distinciones.
La más evidente es que los intermediarios reciben una comisión de venta, no se llevan el pago final que hace el cliente por la compra del producto o servicio.
Asimismo, no tienen web ni almacenan los productos, ya que eso lo hace el comerciante. Los intermediarios solo son el paso intermedio para hacer llegar el producto al cliente.
Si piensas que eres intermediario, debes incluir en tu alta el IAE 631 que hace referencia a los intermediarios de comercio y no a los comerciantes.
Tener una buena plataforma para vender productos o servicios es muy importante, pero también hay que mantenerla y hay aspectos esenciales para afianzar la tienda online.
Hay que escoger hacia dónde quieres dirigir el negocio, los productos o servicios a vender y el precio.
Es aconsejable analizar el entorno y posicionarse en nichos o áreas temáticas que no estén aún muy explotados.
Es básico disponer de una buena estructura de proveedores que hagan llegar los productos a tiempo a su destino y en perfectas condiciones.
Además, puesto que la relación calidad-precio debe ser muy buena, contar con proveedores de primer nivel se antoja primordial.
Algunas recomendaciones interesantes son comprobar opiniones de otros clientes, conocer sus tiempos de entrega o verificar la sostenibilidad en el mercado.
Este último es fundamental, puesto que si desaparece tu negocio también lo hará. Lo ideal es que tenga antigüedad en el mercado o fábrica propia.
Las redes sociales son importantes porque son canales de captación de clientes potenciales y un buen sitio donde hacer pruebas para saber qué productos o servicios funcionan mejor.
Hay que conseguir crear marca, transmitir la filosofía del negocio, acercarlo al público y fidelizarlo. Es algo clave de tu estrategia de marketing digital si sabes gestionarlo.
Llevar la fiscalidad al día y sentar unas bases sólidas es crucial para mantener el negocio a largo plazo.
Asimismo, con una tienda online quizá tendrás compraventas intracomunitarias e internacionales, que muchas veces pasarán por aduanas.
Así, hay que estar inscrito en instituciones como el VIES (VAT Information Exchange System) o el IOSS (Import One Stop Shop).
Si a lo anterior se le añade la investigación de mercado, el análisis del presupuesto y objetivos claros, asentarás tu negocio sobre unas buenas bases.
Para saber bien cómo se opera con el IVA en un ecommerce hay que tener en cuenta de cómo se venden los productos o servicios y el tipo de cliente.
Se aplica un IVA del 21% y hay que hacer facturas de venta con IVA.
Hay una excepción: no hace falta emitir facturas si las ventas a clientes particulares son menores de 400€ (IVA incluido).
El IVA en ventas a países europeos cambia. Si el cliente es una empresa, debes comprobar si está dada de alta en el ROI (Registro de Operadores Intracomunitarios).
Además, tú también debes estar registrado como operador intracomunitario. En tal caso, no hay que añadir el IVA, ya que se aplica la exención del IVA por inversión del sujeto pasivo.
Pero para llevar una contabilidad de facturas intracomunitarias exentas de IVA, estas deben contar con un párrafo que mencione el tipo de facturas que son.
Si vendes productos o servicios a clientes o proveedores europeos no particulares, hay que presentar el modelo 349.
Si el cliente europeo es particular, solo se aplica el IVA español. Además, si se superan los 10.000€ hay que darse de alta en la mini-ventanilla única y presentar el modelo 369.
A los clientes no europeos — empresas o particulares— tampoco se les aplica el IVA español, sino que corre a cargo del país del cliente.
En estas situaciones, hay que tener en cuenta que si haces importaciones o exportaciones debes registrarte en el EORI (Registro e Identificación de Operadores Económicos).
Hay que tener en cuenta el tipo de negocio que quieres abrir, darse de alta como autónomo presentando el modelo 036 y 037 en la AEAT, gestionar el IVA de tus ventas según del negocio que vayas a desarrollar y a qué público vas a dirigir tus ventas (clientes españoles, europeos, no europeos…).
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