¿Estás pensando en convertirte en autónomo? Quizá se te ha pasado por la cabeza cuánto puede costarte hacerlo: ¿Qué gastos hay que tener en cuenta? ¿Compensarán los ingresos? ¿Será viable?
Es algo normal entre los futuros trabajadores por cuenta propia, pero es importante saber que se debe tener una buena planificación antes de comenzar y hacer el balance de cuentas.
A continuación te diremos los gastos más comunes de los profesionales por cuenta propia:
La cuota de autónomo es uno de esos gastos que siempre tendrás como trabajador por cuenta propia. Ahora bien, la cuantía puede variar en función de tu situación:
Con el aumento del teletrabajo, Internet ahora es una herramienta vital en la vida de los autónomos.
Así, si trabajas en casa y pagas Internet, debes recordar que puede ser deducible si lo comunicas a Hacienda. Además, hay otros gastos deducibles si trabajas desde casa.
Por lo general, al igual que el pago de las asesorías, los gastos deducibles de Internet varían según la tarifa que elijas y tus necesidades.
De este modo, el precio sube si necesitas una línea más potente para trabajar: a mayor potencia, mayores costes..
Para deducir el teléfono, este deberá ser de uso exclusivo empresarial. Esto implica disponer de un terminal y de línea separada de la de uso personal.
Si tu actividad es fuera de casa, ese negocio (también deducible) se añade al listado de gastos que va a suponer hacerte autónomo.
Otro gasto que también se puede deducir es el renting de coches si se necesita para trasladarse de un sitio a otro.
En este caso, la deducibilidad varía según la actividad, pero si puedes demostrar que lo usas solo para el trabajo, es más fácil de deducir.
Estos dos tipos de gastos también dependen del coche que necesites y normalmente pueden oscilar entre los 200€ y los 500€.
Hay numerosas ayudas si necesitas contratar a un trabajador siendo autónomo.
Si quieres contratar empleados o subcontratar a un autónomo. Recuerda que hay bastantes ayudas para contrataciones de personal.
Se trata de un gasto que dependerá de cuántas horas trabaje la persona contratada y el sueldo pactado.
Por lo general, se suele pensar directamente en el gasto de la Seguridad Social o los seguros, pero también hay que tener en cuenta la propia nómina, indemnización, prestación social, gasto en formación, etc.
Ser autónomo conlleva tener la fiscalidad al día y estar al corriente de los pagos con Hacienda, lo que por lo general supone la presentación de impuestos y su pago.
Pero, ¿cuántos impuestos acabas pagando a final de año? Es una cuestión difícil de responder, puesto que hay muchos factores que entran en juego.
Eso sí, el concepto básico para mantener en orden la fiscalidad y la salud financiera de tu negocio tiene nombre: el impuesto sobre los beneficios.
Este se paga en la declaración de la renta, donde se mezcla el beneficio de tu actividad con el resto de tus características económicas personales, para acabar pagando cierto porcentaje sobre tus beneficios.
La cosa es que la mayoría de los autónomos nunca sabe realmente cuál es la rentabilidad de su negocio, esto es, cuál es el porcentaje que se queda Hacienda de sus beneficios —el impuesto sobre beneficios— y cuánto queda una vez descontados los gastos e impuestos.
Otro de los gastos más recurrentes —y estratégicos— que tendrás como autónomo es el de la asesoría que te ayude con la fiscalidad de tu actividad.
Se trata de un pago que dependerá de la asesoría que escojas, de tus necesidades y de cuánto estás dispuesto a pagar por ello.
Sea como fuere, ten en cuenta lo siguiente: tener una buena asesoría puede ahorrarte sanciones que a la larga aumenten el precio de ser autónomo.
En Asesorae somos expertos en la gestión de fiscalidad y también en ayudar con el alta de autónomos desde tan solo 38€ al mes.