¿Conoces las condiciones necesarias para ser considerado un autónomo insolvente y el procedimiento adecuado para enfrentar esta situación desfavorable?
Ser un trabajador autónomo no es fácil, desde el inicio de la actividad se presentan diversos desafíos que pueden poner en riesgo la continuidad del negocio.
Cuando los desafíos son de carácter financiero, el autónomo puede llegar a un punto donde no pueda afrontar sus deudas.
En estos casos, declararse en situación de insolvencia es una opción que, aunque no se espera, es importante saber cómo gestionar para tomar medidas preventivas
En sentido estricto, un autónomo insolvente es aquel que no tiene la capacidad de cumplir con sus compromisos de pago, ya sea con Hacienda, proveedores, empleados o cualquier otro acreedor. No obstante, en términos prácticos, existen dos tipos de insolvencia:
No obstante, se deben cumplir ciertas condiciones para declararse insolvente, tales como que las deudas estén relacionadas con la actividad profesional, existan al menos dos obligaciones en favor de dos acreedores distintos o dos demandas de ejecución en un periodo de 90 días, y el total de las obligaciones o deudas demandadas sea al menos del 10% de los pasivos totales del autónomo.
Una vez que la insolvencia, sea actual o inminente, ha sido reconocida, el primer paso que debe tomar el autónomo es informar a sus acreedores y tratar de llegar a un acuerdo con ellos sin recurrir a los tribunales.
En este sentido, es recomendable contar con la asesoría de un abogado especializado en procesos y mediaciones concursales para facilitar la negociación.
Si no es posible acordar nuevas condiciones de pago, entonces el autónomo debe solicitar un concurso de acreedores voluntario.
Es aconsejable buscar ayuda profesional para realizar una evaluación detallada de su situación económica, con el fin de valorar tanto los pasivos como los activos disponibles que puedan ser liquidados.
Una vez listo, el autónomo debe presentar la documentación que demuestre su insolvencia en un juzgado mercantil para iniciar el proceso concursal.
Es posible que, a pesar de haber liquidado todos los bienes disponibles, un autónomo todavía tenga deudas pendientes. En este caso, la nueva Ley 16/2022, también conocida como Ley de Segunda Oportunidad o Ley Concursal, puede ser una opción.
La ley, que entró en vigencia el 26 de septiembre, permite la eliminación de deudas ordinarias y subordinadas. Pero la gran novedad es la condonación de deuda pública, algo que antes no se contemplaba.
Esto significa que los trabajadores autónomos pueden optar por la eliminación de hasta el 50% de sus deudas con la Seguridad Social y con Hacienda, siempre y cuando el total no supere los 10.000 euros para cada entidad. El dinero restante deberá liquidarse mediante un plan de pagos.
Además, la ley también permite a los autónomos conservar su vivienda habitual sin necesidad de cumplir con los requisitos anteriores que exigían tener una hipoteca con pagos al día y que el inmueble tuviera un precio de mercado inferior a la deuda hipotecaria restante.
Declararse en insolvencia siendo autónomo es una situación difícil, pero es importante conocer las condiciones y procedimientos asociados para evitar cometer errores que puedan empeorar la situación.
